NO CORRAIS MUCHO QUE LUEGO TOCA ESPERAR

miércoles, 26 de septiembre de 2012

23-9-12 EL SOTILLO-OGIJARES


Tras oír los comentarios de varios compañeros en rutas anteriores
sobre lo interesante de hacer una ruta por El Sotillo, Jose Carlos y
el que suscribe empiezan a darle vueltas a la cabeza y estudian y
marcan, con los famosos mojones, esta interesante ruta.
Contratamos un autobús que nos deja a los 19 asistentes a pocos
kilómetros de Iznalloz, concretamente en El Sotillo justo al amanecer
poco antes de las 8 de la mañana.
El paraje del Sotillo es una zona de recreo situada en Sierra Arana,
acondicionada con barbacoas, y dos restaurantes. En ella se hicieron
los barracones para recoger a los resineros y a los que se encargaban
de la recogida de la piña. Los limpiadores de piñas sacaban con sacos
y mulos las piñas de toda la sierra y las llevaban al sotillo donde
estaban los secaderos y después las envasaban y las sembraban en los
viveros para después sembrarlas ya crecidas, como planta de pino. Los
pinos más fuertes de la zona son del tipo carrasco y laricios los
cuales en algunos sitios cuentan con más de 200 años.
A corta distancia de los barracones se encuentra la Tola un paraje
donde siempre se encuentran colmenas.
Aquí se celebra el día de San Isidro.
Junto al paraje, se perforó un pozo que lleva el agua a Iznalloz para
el abastecimiento del pueblo.
Nada más dejar esta zona empezamos la zona mas dura de la ruta, la
subida al collado del agua, diez kilómetros de dura subida y para
colmo con el aire en contra todo el rato coronando mas o menos en hora
y media tras disfrutar eso si de las vistas. Una vez coronado
descendemos cruzándonos con algunos equinos de los que algunos estaban
sueltos junto a un cortijo, bebiendo agua en un abrevadero hasta
alcanzar Prado Negro.
Prado Negro es una aldea perteneciente al municipio de Huétor
Santillán, limítrofe con el Parque Natural de la Sierra de Huetor, con
42 habitantes censados celebra sus fiestas patronales en torno al 25
de julio, en honor a Santiago Apóstol. Tiene un casco antiguo pequeño
pero cargado de encanto. Y sobre todo sus parajes naturales donde
cuenta con una preciosa cascada además de Arroyos, ríos, Peñón de la
Cruz, Marjalijar, conformando un sitio especial, ideal para la
práctica de rutas. Queda documentado que al menos desde el año 1.500,
era paso natural para los viajeros que iban desde el Levante a
Granada.
Una vez superada la aldea hacemos caso a nuestros compañeros, Ángel,
Jesús y Jose y nos guían por una vereda que hay que hacer a pie con un
entorno inmejorable dejándonos en la fuente del Santo Manuel a pocos
kilómetros de la Venta del Molinillo por donde acabaremos pasando y
visitando la choza de este famoso curandero.
La Venta del Molinillo es un lugar emblemático en la ruta de Guadix a
Granada. Situada a mitad de camino. Esta enclavada en el parque
natural de la Sierra de Huetor y a pocos metros el cauce del río
Fardes corre cercano, entre los árboles destacan los Pinos,
quejigos, robles, arces y encinas mientras que entre la fauna las
Cabras monteses, zorros, jinetas, jabalíes, gatos monteses, garduñas y
comadrejas se reparten el amplio espacio por estrechos barrancos,
tajos y arroyos. Aquí era donde el conocido curandero del molinillo,
el Santo Manuel, hacia sus curaciones y donde sus feligreses aun le
rinden culto después de que muriese hace más de diez años.
El 'santo del Molinillo' estuvo prácticamente toda su vida postrado en
su choza de leña y tablas, liado en una manta, pues su enfermedad le
tenía casi imposibilitado. Allí recibía a enfermos, necesitados y
desahuciados de la medicina oficial. Cuentan que tenía un don especial
para identificar a quien llegaba sin creer en sus poderes curativos;
Era prácticamente analfabeto, pero "recetaba" medicinas y la gente
hacía cola a la intemperie esperando días o semanas a ser recibida,
incluso enfermos desde media Europa en busca de sus curaciones. Manuel
nunca quiso recibir dinero a cambio de ayudar a quien pedía su ayuda.
Sólo que le regalaran coches y camiones, que llegaron a ser bastantes.
También aceptaba leña (existen cientos de toneladas actualmente en
torno a su cueva) y comida, que se repartían quienes estaban días y
días en el Molinillo en espera de que les recibiera.
Tras cruzar el río Fardes cruzamos la A- 92 en modo ascendente hasta
adentrarnos en la Sierra de Huetor, en un sube baja constate para
alcanzar el Puerto de Blancares tras haber parado en una fuente
abrevadero a llenar los botes. A partir de aquí en continuo descenso
por el asfalto dejando atrás el Pantano de Quentar, Dudar y la
carretera de la Sierra para llegar a casa pasadas las 13.30 horas con
el buen saber de boca de haber organizado esta estupenda ruta en la
que hemos disfrutado del buen rollo entre los compañeros del club y
realizado sin problemas.


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