En esta ocasión cambiamos el día de salida del Domingo al lunes debido a las fiestas navideñas y salimos hasta un total de 13 compañeros para ir quemando mantecados y turrones.
Pepe nos conduce a todo gas por Montevive hasta Escúzar siguiendo el camino que siempre nos recuerda aquella ruta en que nos pusimos de barro hasta la cabeza y que gracias a Dios hoy estaba transitable. Sin tiempo para recuperar fuerzas alcanzamos el camino que lleva a la mina, pasando por las placas solares, en el cual un compañero sufre un percance en forma de reventón por lo que decidimos partir el grupo en dos quedándose los mas en forma con el averiado y el resto empezar el ascenso a la Sierra de la Pera, el cual es corto pero intenso, una vez coronado el puerto nos reagrupamos de nuevo para alcanzar el pueblo de Agrón.
Aquí nos abandonan por distintos motivos 3 compañeros y el resto recuperamos el aliento en la fuente de la carretera y pasando por el cementerio ascendemos hasta la Atalaya de dicho pueblo por un camino de tierra, el cual se convierte en barro en un pequeño tramo y nos hacia presagiar lo peor, aunque todo quedó en el susto. En un punto de dicho camino divisamos el Pantano de los Bermejales y ya enganchamos la carretera de las Ventas para regresar pues calculamos que por la tierra se nos va ha hacer muy tarde. Y tras 70 kilómetros alcanzamos Ogíjares a las dos de la tarde para tomarnos un aperitivo en el Hornillo.(Antonio M.).
UN VIDEO: aqui
Pepe nos conduce a todo gas por Montevive hasta Escúzar siguiendo el camino que siempre nos recuerda aquella ruta en que nos pusimos de barro hasta la cabeza y que gracias a Dios hoy estaba transitable. Sin tiempo para recuperar fuerzas alcanzamos el camino que lleva a la mina, pasando por las placas solares, en el cual un compañero sufre un percance en forma de reventón por lo que decidimos partir el grupo en dos quedándose los mas en forma con el averiado y el resto empezar el ascenso a la Sierra de la Pera, el cual es corto pero intenso, una vez coronado el puerto nos reagrupamos de nuevo para alcanzar el pueblo de Agrón.
Aquí nos abandonan por distintos motivos 3 compañeros y el resto recuperamos el aliento en la fuente de la carretera y pasando por el cementerio ascendemos hasta la Atalaya de dicho pueblo por un camino de tierra, el cual se convierte en barro en un pequeño tramo y nos hacia presagiar lo peor, aunque todo quedó en el susto. En un punto de dicho camino divisamos el Pantano de los Bermejales y ya enganchamos la carretera de las Ventas para regresar pues calculamos que por la tierra se nos va ha hacer muy tarde. Y tras 70 kilómetros alcanzamos Ogíjares a las dos de la tarde para tomarnos un aperitivo en el Hornillo.(Antonio M.).
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